miércoles, 9 de junio de 2010

Un intento de... algo que salió con un nudo en la garganta y que jamás se mojó

Ella estaba sentada justo afuera del cubículo de Alcohólicos Anónimos y su preocupación era irse o permanecer ahí, ¿llegaría la hora?

Sentada entre el ruido de los carros y el pasar de la gente, quería que alguno de esos ruidos fuera el de sus pasos pisando el asfalta, el de sus brazos cortando el aire, o que alguna de las sombras que atravesaban su mirada fuera la de su cabello movido por el viento. Pero pasaba el tiempo, el reloj implacable no se detenía y sus pasos no llegaban ¿qué pasa? te preguntaste asustada. Sentiste de pronto que por fin era ella, la que esperabas, aquella que había traído tus pasos hasta aquí, pero no, levantaste la vista y no era su cuerpo, no eran sus manos, demonios ¿dónde está? volviste a preguntarte en un grito interior ¿será que jamás vendrá, que alucinaste su llamada, qué en vano esperaste su mensaje? Algo en ti crecía como una mala hierba entre el pasto verde, algo corriente, algo que no iba con el sentimiento habitual. De pronto creíste que el tiempo se había detenido, ya no te importaba que fuera tarde, que te hubiera hecho esperar, querías ver su mirada cansada, sus ojos buscando una disculpa, una esperanza, una excusa. Pero nada llegó, ni la mirada, ni la esperanza ni la excusa.

Sin más te levantaste, en el camino soñaste encontrarla, pero el paso de la luz no dio respuesta a tus pupilas, decida a marcharte recogiste tus pies, aún conservabas la esperanza ¿te detendría cuando cruzaras por su puerta?

Jamás llegó, llamó diciendo: Vale, nos vemos mañana

Psd. El cubículo de Alcohólicos Anónimos fue coincidencia...

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